lunes, 22 de mayo de 2017


TABARE LEYTÓN NOMBRA SUS MAESTROS


¿En las horas pares?
No sólo en las horas pares. Ignacio Corsini, Agustín Magaldi, Aníbal Troilo, un artista que siempre me fascinó, y Edmundo Rivero, que, si bien nunca pude cantar en las tonalidades que él cantaba, fue un cantor que siempre me llamó mucho la atención. Mis favoritos siempre fueron Ignacio Corsini, Agustín Magaldi, Jorge Valdez, y con ellos fui aprendiendo. Después estudié en la Escuela Universitaria de Arte Lírico, con Amelia Veiga, Rita Contino, Sara Duffau , y en el ámbito tanguero fui un buen tiempo con Domingo Spano, Germán Reyna, que ‘me entrenaban', y me decían ‘pibe, canta así, canta asá'; no una cuestión técnica, sino de cómo cantar el tango. Yo estaba muy fascinado con el repertorio más viejo, el repertorio con guitarra, no sólo el de Gardel. Después me gustaba otra cantante muy, muy antigua, que cantaba bastante desafinado, pero que me encantaba, que era Rosita Quiroga. También le buscaba la vuelta a cantantes ya perfectos, como Amalia de la Vega, que no cantaba tangos pero tenía un canto tan hermoso que me fascinaba. Todo eso, sumado a mi amor eterno por los primeros discos de Eduardo Darnauchans. Aunque parezca mentira, en esos trabajos encuentro mucho folklore, tímbricas, cosas que no se enseñan en ningún lado. A veces me pregunto cómo hubiera cantado un tango Darnauchans.


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